Tuit de Trump muestra importancia de reformular relación ciencia-gobiernos-ciudadanía
El conocimiento científico contemporáneo referente a los fenómenos atmosféricos está siendo ignorado por parte de la clase política dominante de los Estados Unidos. El 21 de noviembre de 2018, el presidente Donald Trump escribió desde su cuenta de Twitter un mensaje en el cual pone en duda la existencia del fenómeno del calentamiento global debido a que se avecinan fríos históricos en su país: “¿Qué ha pasado con el calentamiento global?”, cuestiona a manera de reto a la comunidad científica dentro y fuera de la Unión Americana.
El mensaje cuenta con más de 113 mil likes de aprobación, aunque también ha sido fuertemente criticado dentro del mismo hilo del mensaje por miles de personas que enfatizan la diferencia entre el tiempo atmosférico cotidiano y el clima a largo plazo (imagen 1).
Es un hecho que las concentraciones de dióxido de carbono atmosférico han aumentado de manera significativa a partir de la Revolución Industrial debido a la quema de combustibles fósiles y a la deforestación. Toda molécula de dióxido de carbono posee una estructura capaz de absorber radiación infrarroja. Dado que este tipo de radiación es emitida desde la superficie terrestre, una fracción de la misma es retenida en virtud de la presencia de dióxido de carbono atmosférico.
La evidencia científica muestra que este efecto ha calentado la Tierra un poco más de un grado centígrado durante los últimos cien años, y a finales del siglo XXI dicho calentamiento puede llegar a los tres grados centígrados respecto de los niveles preindustriales.1 El calentamiento global antropogénico (ocasionado por los seres humanos) es causa de un incremento en la frecuencia de eventos catastróficos tales como la destrucción de ecosistemas, inundaciones extremas y ondas de calor mortales.
Inviernos extremadamente fríos en algunas regiones de la Tierra también están vinculados con el calentamiento global. Las temperaturas en el Ártico han aumentado significativamente debido a las altas concentraciones de dióxido de carbono atmosférico generadas por acción humana (figura 2).
El consecuente derretimiento de los glaciares causa un debilitamiento del vórtice polar estratosférico, lo cual a su vez da lugar al descenso de masas de aire muy frío a latitudes medias. Este hecho se encuentra documentado en la literatura científica especializada2,3 y lleva a la conclusión de que el calentamiento global antropogénico es capaz de amplificar eventos invernales en el hemisferio norte.4
Es importante señalar que las proyecciones de escenarios derivados del calentamiento global no obedecen a una lógica idéntica a la utilizada en la descripción determinista de los fenómenos físicos. Al establecerse fechas de eclipses, trayectorias de asteroides o movimientos de proyectiles, es relativamente simple aplicar fórmulas que permiten predecir eventos, hasta con siglos de anticipación.
Por el contrario, el análisis de sucesos tales como huracanes, ondas de calor y tormentas invernales extremas requiere de modelos probabilísticos cuya capacidad de anticipación es del orden de unos cuantos días, pero que en escalas de tiempo suficientemente amplias permiten establecer frecuencias de ocurrencia, cuantificación de riesgos y estimaciones realistas de pérdidas materiales.
La actitud de indiferencia hacia el conocimiento de la ciencia climática por parte de la administración Trump ha quedado de manifiesto, no sólo con su reciente tuit, sino también con su reacción al informe dado a conocer por su propio Congreso el viernes 23 de noviembre, en el que se detalla que el calentamiento global está en curso de generar miles de millones de dólares en pérdidas materiales a los Estados Unidos. La reacción del mandatario se limitó al comentario “no lo creo”. 5
Los fenómenos físicos no están sujetos a intereses económicos o a creencias personales. La falta de un diálogo efectivo ciencia-gobiernos-ciudadanía sobre el fenómeno del calentamiento global está creando un escenario de alto riesgo para las generaciones futuras en todo el planeta.
Las formas de comunicación de la ciencia y del establecimiento de políticas públicas con relación al cambio climático deben ser revisadas y en su caso reformuladas en el corto plazo. De lo contrario visiones apocalípticas asociadas a este fenómeno, como la planteada por George Turner en su obra Drowning towers, se convertirán en una triste realidad. 6
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