Será histórico el nombramiento del superasesor científico de Trump

Mié, 25 Ene 2017
Entre los candidatos están William Happer, veterano físico de Princeton, y David Gelernter, especialista en ciencias computacionales de Yale
  • La Casa Blanca (foto: pixabay.com)
Por: 
Dr. Alfredo Sandoval Villalbazo*

Desde hace varias décadas, la Presidencia de los Estados Unidos de América cuenta con una oficina especial orientada a la ciencia y la tecnología. El jefe de dicha oficina es una suerte de superasesor presidencial y tiene funciones muy variadas.

John Holdren fungió como jefe de esta área en el periodo de Barack Obama y estuvo al frente de un equipo de más de cien personas que diariamente debían ocuparse de temas tan diversos e imprevistos como el desarrollo de la nanotecnología, las tormentas solares, los posibles accidentes de los reactores nucleares en alguna región del mundo y el desarrollo de la biología molecular. 

Físico de formación, Holdren también fue director del Programa de Ciencia, Tecnología y Política pública de la Universidad de Harvard. Desde su cargo como asesor, este personaje hizo mancuerna con Obama para implementar ambiciosas medidas tendientes a favorecer el desarrollo de energías limpias, en el contexto de la lucha internacional contra el cambio climático.

Las posturas del superasesor presidencial ante los grandes temas científicos y tecnológicos son esenciales para comprender las estrategias del gobierno de los Estados Unidos con respecto a proyectos de investigación y desarrollo. Dado que existe una enorme inquietud en todo el mundo respecto del rumbo que tomará el nuevo gobierno en el área de ciencia y tecnología, es importante conocer los perfiles de los finalistas al puesto que ya han sido entrevistados por el Presidente Trump.

El primer candidato es William Happer, veterano físico de la Universidad de Princeton que anteriormente colaboró en el gobierno de George Bush (padre) como responsable del área de investigación en el Departamento de Energía (1991-1993). Su actual jefe universitario lo describe como un científico sólido y de principios.

Empero, Happer no es bien visto en la comunidad internacional debido a su conocida postura referente al problema del cambio climático. En términos generales, este científico considera que los modelos existentes sobre la evolución de la temperatura global del planeta son exagerados. En su visión, el planeta no se calentará más allá de un grado centígrado, considerando que dicho efecto puede redundar en diversos beneficios para la humanidad. La rama inglesa de la organización Greenpeace ha tenido serios choques con Happer debido a sus presuntos vínculos con organizaciones petroleras.

El segundo finalista en la carrera por el puesto es David Gelernter, quien labora en la Universidad de Yale y tiene un perfil orientado a las ciencias computacionales. Es conocido por sus aportaciones al establecimiento del cómputo en paralelo. Este tipo de sistema permite realizar procesos a muy altas velocidades debido a que varias máquinas pueden colaborar en una tarea compleja de manera simultánea. En contraste, el razonamiento humano suele ser secuencial, ejecutando actividades nuevas una vez finalizadas tareas anteriores.

Gelernter es un científico muy poco convencional que se caracteriza profesionalmente por su actitud crítica hacia la forma en que se ha desarrollado la inteligencia artificial en los años recientes, él considera que se debe realizar trabajo de mucha mayor calidad en esta dirección.

Entre los rasgos más significativos de Gelernter resalta una postura progresista hacia el diálogo ciencia-sociedad. En entrevista a la revista Nature afirmo: “La brecha entre el conocimiento general y el desarrollo de las ciencias ha crecido de manera peligrosa… la gente confía cada vez más en las computadoras y en la red, sin saber ni siquiera vagamente cómo funcionan... si continúa esta tendencia, la ciencia y la tecnología serán cada vez más el trabajo de un sacerdocio de élite”. 1 Esta actitud crítica presupone un posible rompimiento con esquemas tradicionales de comunicación de la ciencia que ya han dado de sí.2

Cualquiera que sea la designación final del superasesor, ésta no debe pasar inadvertida. El lapso de tiempo transcurrido entre la elección presidencial y la designación para este puesto suele ser largo en administraciones republicanas (tal vez varias semanas). En comparación, los demócratas la han realizado casi inmediatamente después de las elecciones presidenciales. A pesar de ello, en esta ocasión este nombramiento adquirirá dimensiones de carácter histórico y posiblemente impactará de manera significativa a nuestro futuro.

*Coordinador del Servicio Departamental de Física del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), nivel II

1 A. WitzeJ. Tollefson, Nature News 20 de enero de 2017, doi:10.1038/nature.2017.21336

2 A. Sandoval-Villalbazo, Necesario, reformular términos de diálogo entre ciencia y sociedad, Prensa Ibero, 9 de diciembre de 2016.

http://ibero.mx/prensa/necesario-reformular-t-rminos-de-di-logo-entre-ciencia-y-sociedad

 

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