#REFLEXIÓNIBERO: El reto de la eutanasia

Vie, 27 Ene 2017
Experto señala que debe darse un no rotundo a la legalización de la eutanasia y legislar sobre cuidados paliativos
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Por: 
Dr. Víctor Manuel Pérez Valera*

Jean Rostand, eminente biólogo francés y agnóstico, escribió: “Tengo la debilidad de creer que es una honra para una sociedad desear el costoso lujo de mantener la vida de su miembros inútiles, incompetentes e incurables. Casi me atrevería a medir el grado de civilización de una sociedad por la cantidad de esfuerzos y vigilancia  que se impone a sí misma impulsada por el solo respeto a la vida”.

Por lo demás, una noticia importante circuló recientemente en internet: un hombre de 46 años, Rom Houben, al que le habían diagnosticado un coma profundo y que los médicos creían que se encontraba en estado vegetativo, estuvo consciente durante 23 años. Houben ahora se dispone a escribir un libro sobre su insólita experiencia. Casos semejantes, aunque no tan dramáticos, se han dado con cierta frecuencia en los últimos años. Errores médicos en pronósticos y diagnósticos son más frecuentes de lo que se cree. Este acontecimiento obliga a repensar con cautela el problema de la eutanasia. 

Ante todo, conviene aclarar que por eutanasia se entiende la acción positiva y directa o la omisión dolosa, que por motivos de piedad priva de la vida a un enfermo terminal. No hay que confundir la eutanasia con la adistanasia o abstención terapéutica que se opone a proporcionar al enfermo terminal terapias desproporcionadas. Lo contrario nos llevaría a la distanasia o encarnizamiento terapéutico por la que se proporcionan al enfermo terminal terapias o inútiles o desproporcionadas. El concepto de “razón proporcionada” es muy importante para el juicio ético del drama eutanásico. Es muy conveniente que se añada a la adistanasia un acompañamiento integral al moribundo.

Nos parece que el argumento más importante a favor de la eutanasia es el de la libertad del enfermo terminal que pide “la muerte piadosa”. Sin embargo, el tema de la libertad debe abordarse después de un análisis serio y profundo.

Recientes estudios realizados en Francia demuestran que las peticiones de eutanasia de los enfermos están surcadas de ambigüedades, y que en general no manifiestan la voluntad libre del enfermo terminal.

Así, el Dr. Emmanuel Goldenberg, psiquiatra y psicoanalista francés, después de estudiar innumerables casos, opina que en general, el acto eutanásico no es una genuina demanda del enfermo. El enfermo pide ayuda y si no comprendemos el sentido profundo de su petición, determinamos que desea la muerte.

Otro eminente tanatólogo francés, Louis-Vincent Thomas, sostiene que “pedir no es siempre desear, y menos aún querer”. Caer en la cuenta de la ambivalencia de una demanda eutanásica conduce a evaluarla y a tomarla en serio, lo que no significa tomarla a la letra, ni menos llevarla a cabo. Puede ser un grito desesperado del enfermo que manifiesta su vulnerabilidad, su soledad y abandono, y una petición de acompañamiento y amor.

Por lo demás, ante el drama eutanásico, conviene señalar que recientemente en Europa y en Estados Unidos se ha progresado mucho en los cuidados paliativos. En Francia, Marie Hennezel, enfermera que ha luchado para superar la “peligrosa piedad” de la eutanasia, afirma que si se valorara la atención humana y afectiva en el ámbito sanitario, las demandas y la tentación de practicar la eutanasia disminuirían notablemente.

En la misma línea Silverman y Broker, expertos en clínica del dolor sostienen que la atención y cuidado de los pacientes disminuyen la ansiedad, el temor y la preocupación que ocasionan mayor percepción del dolor.

Algunos pretenden considerar la eutanasia como un derecho humano fundamental. Esta tesis ha sido rechazada por la Corte Europea de Derechos Humanos, ante la petición expresa de la Sra. Diane Pretty de que se condenara al gobierno del Reino Unido por no autorizar a su esposo a aplicarle una inyección letal.

Actualmente, en Holanda y Bélgica está despenalizada la eutanasia, pero estudios serios como el de Hebert Hendin, sobre el caso holandés, revelan que en muchas ocasiones los médicos aplican la eutanasia sin consentimiento del enfermo.

El miedo a ser sacrificado en esas circunstancias, ha ocasionado que cerca de 60 mil pacientes holandeses se adhieran a la Asociación Alemana del Paciente, la cual les indica cuales son los hospitales que no aplican la eutanasia.

A este propósito, conviene recordar la famosa recomendación 1418 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, publicada en 1999, sobre la protección de los derechos del hombre y de la dignidad de los enfermos incurables y moribundos. Allí se afirma que “el deseo de morir de un enfermo incurable o moribundo no puede nunca constituir un fundamento jurídico de su muerte a manos de un tercero”.

Finalmente, vale la pena resaltar la nueva ley de la Asamblea Nacional Francesa del 22 de abril de 2005 “relativa a los derechos de los enfermos y al fin de la vida”. Ante la intensa campaña mediática a favor de la eutanasia, los parlamentarios decidieron escuchar las opiniones de más de 80 expertos en el tema.

El resultado fue una obra de más de 900 páginas con gran riqueza de información y de reflexiones. La comisión que revisó la síntesis llegó a la conclusión de “respetar la vida y aceptar la muerte”. Previamente, la Comisión había visitado los Países Bajos para estudiar los efectos de la legislación de la eutanasia. También se visitaron y estudiaron unidades de cuidados paliativos.

Así, superadas las primeras turbulencias, en un ambiente calmado y sereno se concluyó que debería darse un no rotundo a la legalización de la eutanasia y que convenía legislar sobre los cuidados paliativos. Aunque no exenta de ciertas ambigüedades, la ley francesa podría servir de modelo a muchos de nuestros legisladores.

*El Dr. Víctor Manuel Pérez Valera es profesor emérito y académico del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México

 

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