La cumbre del G20 que se realizará este 7 y 8 de julio en Hamburgo, Alemania, es un buen espacio para que las economías más importantes del mundo envíen un mensaje contundente respecto al cambio climático, el cual representa el mayor desafío que tiene la humanidad, señaló Bosque Iglesias Guzmán, asistente del Programa de Medio Ambiente de la IBERO.

En junio, Donald Trump confirmó la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París contra el Cambio Climático tras señalar que dicho acuerdo socava la economía de su país, lesiona a los trabajadores, debilita la soberanía y pone en desventaja al país que gobierna.

Al respecto, Iglesias agregó que los líderes de los países que conforman el G20 deben aprovechar la reunión para ser claros y contundentes con respecto al combate al cambio climático. Que den la señal de que se trata de un tema prioritario en las agendas de los países y que no se trate sólo de un tema de negocios, de un asunto de inversiones y préstamos.

“El mensaje que deben dar es que el cambio climático no es un juego, sino un tema de vida o muerte para la especie, que se tiene que abordar con todos los recursos necesarios”, dijo el especialista en cambio climático de la IBERO.

La canciller alemana, Angela Merkel, quien presidirá la Cumbre del G20, dijo que la reunión se enfocará en temas internacionales como el cambio climático y el libre comercio.

Bosque Iglesias Guzmán, asistente del Programa de Medio Ambiente, señaló que es el momento ideal para que las principales economías del mundo den una señal contraria a la de Donald Trump, es decir, que fortalezcan su apuesta por el Acuerdo de París.

En ese sentido, señaló que este acuerdo es trascendental porque la mayoría de los países del mundo lo firmaron, a excepción de Siria, Nicaragua, y ahora Estados Unidos. Sin embargo, destacó que dicho acuerdo no cuenta con mecanismos de verificación y cada país se compromete con lo que quiere, pero no hay manera de comprobar si cumplieron. Esa es la principal debilidad.

Asimismo, el especialista advirtió que no se debe lucrar con el cambio climático, porque es un tema del derecho a la vida, y de un medio ambiente sano. “Que las negociaciones del cambio climático no se vuelva un tema de créditos a países pobres para que enfrenten su vulnerabilidad comprando tecnología a países ricos, sino una prioridad”.

Valentina González