Supongamos que eres una persona proveniente de El Salvador y vienes a México a buscar protección debido a que, derivado de actos de violencia que sufres en tu país, tu vida está en peligro. Al llegar a México relatas a detalle tu historia diciendo que fuiste víctima de amenazas de muerte por parte de las pandillas; que el mismo grupo delictivo intentó asesinarte con un arma de fuego; asesinó a tu primo y a varias personas cercanas a ti. Sin embargo, tras escucharte y hacerte preguntas, la autoridad encargada de protegerte decide negar dicha protección por considerar que los actos violentos que sufriste no fueron lo suficientemente graves.

La descripción anterior se inspira en el caso de un hombre salvadoreño que huyó de su país en el año 2014 y, al llegar a México, solicitó protección ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), que es la autoridad administrativa encargada de reconocer como refugiadas a personas que tengan temores fundados de ser perseguidas.

Como el señor salvadoreño, hay un número creciente de personas que huyen de Centroamérica y que solicitan ser reconocidas como refugiadas en nuestro país. En efecto, las cifras oficiales de la Comar muestran un crecimiento promedio anual de 89.2% en el número de solicitudes de asilo presentadas ante dicho órgano administrativo entre 2013 y 2016.¹Tan sólo del año 2015 al año 2016 el número de solicitudes pasó de 3 mil 424 a 8 mil 781.²

Afortunadamente, la tasa de reconocimiento de la condición de refugiado por parte de Comar ha aumentado, pasando de 21.6% en el año 2013 a 35% en el año 2016.³ Sin embargo, este indicador no basta para evaluar integralmente el desempeño de este órgano en la labor de identificar y reconocer a las personas que ingresan a nuestro país con necesidades de protección, como es el caso del señor salvadoreño cuyo caso describimos al inicio.

En cambio, a fin de contribuir a que en nuestro país las personas refugiadas puedan gozar efectivamente de su derecho a buscar y recibir asilo conforme al artículo 11 constitucional y como parte de un ejercicio propio de una sociedad democrática y participativa que vela porque en México se garanticen los derechos humanos, es necesario evaluar permanentemente cómo la Comar resuelve las solicitudes de asilo, bajo qué criterios y estándares, mediante qué razonamientos jurídicos, etc.

Con ese objetivo en mente el Programa de Derechos Humanos y la Clínica Jurídica para Refugiados Alaíde Foppa de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, en conjunto con el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, A.C., unieron esfuerzos para realizar una investigación multifacética orientada a implementar un mecanismo de monitoreo independiente del procedimiento de asilo en México; mecanismo que, mediante métodos cuantitativos y cualitativos, permita identificar buenas y malas prácticas de la Comar y elaborar recomendaciones.

En el marco de esta iniciativa, hemos presentado el primer producto de dicha investigación denominado La interpretación y aplicación del derecho internacional y nacional de los refugiados en México, mismo que arroja ya algunos resultados sobre el desempeño de la Comar.

Si deseas conocer más a profundidad los resultados de esta investigación, consulta nuestras redes sociales y la página web de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México: http://ibero.mx/programa-de-derechos-humanos-quienes-somos.